SEPARACIÓN, PERDIDA Y DUELO DE LA PAREJA



Separación, pérdida y duelo de la pareja


A continuación, en el presente artículo se reflexionará sobre la pérdida que implica la separación de la pareja, pero también como estas se pueden detener cuando se encuentra en una fase temprana del proceso, para que de esta manera dicha separación no avance.  Por tanto, es necesario dar una mirada a lo que sucede en el eje post conyugal (relación de pareja una vez que se produce la separación) y poner atención al proceso de duelo que se vive por la separación de la pareja, que, de no hacerse frente de manera acertada, podrá afectar en un alto grado la relación entre ellos y la de sus hijos.
Es claro que el conflicto que vive la pareja que se separa (eje post conyugal) incide de manera directa en el funcionamiento de las demás relaciones en la familia, para lo cual se debe trabajar para disminuir esta influencia en la vida familiar. Por lo tanto, el trabajo no solo es con la pareja, sino también con todo el eje conyugal especialmente los hijos.  Siempre habrá una relación de amor y duelo, ya que la experiencia de amor se ve conectada inevitablemente con la experiencia de pérdida, a lo cual el individuo se ve abocado cuando acepta vivir y aceptar el amor.




     1)      La vida en pareja y la separación como experiencia de trascendencia

Las relaciones de parejas suelen vivirse de manera buena o mala, de una u otra manera esta relación afecta a todos los individuos en cada una de las dimensiones de su vida tanto biológico como psicológico, además también las relaciones con la familia extensa.

Estela Troya (2000) al referirse a lo que representan las relaciones de pareja señala que “de ella dependen algunas de las interacciones que hacen sentirse vivo o muerto en vida.  Participa en la posibilidad de crecer y proyectarse, y en la construcción de la identidad personal, sexual, profesional, social y cultural” (p. 36).  Esta referencia indica que una relación de pareja incide de gran manera en el desarrollo del individuo en su totalidad, por lo que se siente tan difícil atravesar por esta etapa de separación, ya que cuando dos personas inician su vida en pareja, cada uno de sus proyectos y deseos que tenían individualmente, ya los definen conjuntamente, dejando de ser tu y yo, para construir un nosotros, donde hay proyectos comunes, expectativas compartidas sobre lo que será el futuro.  Todo esto se nutren a diario con las experiencias tanto del uno como del otro.  Cuando dicha relación termina, se enfrentan a la dura tarea de redefinir el futuro de manera individual, esta redefinición es más difícil para la parte que no quiere dejar la relación, por lo que debe hacer un duelo.  Esto requiere que se deje atrás todas las ilusiones que se vivían en esta relación, como también el rol y la identidad que perderá cada uno como son el ser esposo o esposa; todo esto tomará seguramente un tiempo.  Se enfrentará cada uno a momentos de incertidumbre frente a la nueva definición de lo que será uno mismo.  Esta situación no es diferente cuando la pérdida de la pareja es dada por muerte.  Todas estas consecuencias por las que se atraviesa un proceso de separación, en muchos casos se comprende que la pareja tienda a aferrarse a la pareja, aún pasando por situaciones de falta de afecto entre quienes la conforman.

Cuando se conforma pareja, se busca esa complementariedad con el otro que sería un reflejo de nuestra incompletud, generando un intercambio con el otro donde cada uno valora lo del otro y da sentido a su vida de pareja, Cuando la pareja no siente la reciprocidad del dar y recibir la posibilidad de que permanezca dicha unión se hace más difícil.  Aunque algunas parejas que, pese a dificultades, van sorteando y deciden permanecer juntas, esto se explica por medio del amor, por lo que la vivencia de amar y ser amado pude mejorar la relación, siendo el motor que da sentido a la vida.

En otro sentido la separación de la pareja, pasa también por el temor de perder “la familia”, en los casos de muchos individuos que ven a la familia como la presencia de padre, madre e hijos, también el temor de la pérdida de los bienes económicos, que muchas veces va más allá de su valor material, sino también de lo que significa para cada uno, llevándolos a las peleas y a los absurdos.

…Estar en pareja es maravilloso, necesario, trascendente y, a la vez, amenazante, temiblemente restrictivo (Troya, 2000, p.36).

2)      La ruptura de la pareja y el proceso de duelo

El duelo es el “proceso psicológico de la adaptación a una pérdida, pues toda pérdida produce una herida emocional, un daño al organismo” (Velasco y otros, 2004, p.33)

Tizón (2004) describe cada una de las tareas que debe cumplir la pareja durante el proceso de separación mientras atraviesa por el proceso de duelo y elaboración de las pérdidas, estas son:

·         Aceptar el término de la relación.
·         Tolerar el dolor por las pérdidas que esto conlleva.
·         La readaptación al medio-
·         Resolución de temas administrativos-legales
·         La reubicación de la pareja al medio interno y externo de ambos.
Superadas estas tareas, la pareja puede vivir un vínculo de parentalidad al dejar de estar vinculada por sentimientos de amor o por la experiencia de desamor vivida.

Muy importante a tener en cuenta, es que el duelo no inicia en el momento de la separación física, ya que por lo general este inicia en la convivencia; en este tiempo empiezan a perder la idealización por el otro, se pierde la sensación de sentirse comprendidos, la confianza, la capacidad de resolver juntos los conflictos, perdiendo la posibilidad de contar con el apoyo del otro, y se pierde la sensación de refugio ante los desafíos externos.  Esta conciencia de estar viviendo esta situación es interpretada en tiempos diferentes por caca uno de los miembros de la pareja, causando desencuentro en su vida de pareja.  Es cuando se empieza a sentir ese proceso de desamor que en muchos casos es silencioso, se pueden dar situaciones como presentar conflictos con amenazas de separación o distanciamientos físicos por períodos breves.  Es cuando se genera en aquel miembro que percibe esta situación una especie de preparación anticipada a esta pérdida.  Es cuando la separación ya se decide que se inicia el enfrentamiento de la crisis, esto que implica perder la pareja o todo aquello que se ve amenazado ante dicha ruptura.  Los apegos mantenidos con el otro se mantienen por un tiempo posterior a la separación, siendo gradual la redefinición de la nueva relación.  A medida que se de esa separación física, se va produciendo la separación emocional, lo cual requiere tiempo.  Durante este proceso probablemente también se pase por sentimientos de culpa por los efectos de esta separación, rabia por el daño ocasionado y se espera reparar el mismo.  Se pasa por un sentir de vivir de manera incontrolada, lo que dificultad la posibilidad del ejercicio en conjunto de tareas como es la crianza de los hijos.

Por todo lo anterior es muy cierto que vivir un proceso de separación definitivamente conlleva a un duelo normal, la adaptación a los cambios y a la pérdida es de manera progresiva y toma tiempo, por lo que se debe realizar un trabajo emocional y psicológico que sin lugar a duda produce demasiado dolor, sufrimiento e incertidumbre, cuando la separación ocurre habiendo amor, el sufrimiento es más alto y el proceso del duelo es más lento.

3)      La naturaleza de las pérdidas de la separación y lo complejo del proceso de duelo

El proceso de duelo por separación es para todo aquel que lo vive un proceso complejo, para otros es muy dificultoso.  “Hay diversos factores que juegan un rol importante en esto; la cantidad y la calidad de las redes de apoyo, el contexto emocional y material en que ocurre la pérdida, entre otros”. (Cáceres, Manhey & Vidal, 2009, p. 49).  Aunque también influyen otras variables como lo son los antecedentes por pérdidas desfavorablemente afrontadas, trastornos de tipo psiquiátricos, etc.  “La complicación de un duelo está íntimamente vinculadas a las posibilidades y características propias del doliente” (Liberman, 2007).

Según Boss un afrontamiento ambiguo de una separación (no son totalmente claras o irrevocables), puede traer problemas mayores como son la depresión, ansiedad y conflictos familiares.  Esta ambigüedad a menudo es vivida por el progenitor que no posee la custodia de los hijos, y se enfrenta a esta falta de ellos al perder la cotidianidad y disminuyendo el contacto físico y en otros siendo definitivo, en el caso en que se muden de ciudad, todo esto genera una confusión y posteriormente los encuentros también se tornan ambiguos, tornándose complicado el proceso de duelo, pero pasado el tiempo se tolera de mejor manera, lográndose una reorganización emocional.

4)      ¿Qué implica superar esa pérdida?

Pasar por este proceso de separación que en muchas ocasiones es lento, implica una reestructuración de la vida interna y externa de cada uno de los miembros de la pareja, llevando a cabo el TRABAJO DE DUELO LA SEPARACIÓN.  Dicho proceso pasa por las siguientes etapas: 

·         Elaborar las pérdidas de la separación:
Esta etapa incluye reconocer las pérdidas, delimitar las pérdidas, dolerse por lo perdido, conectar la vivencia de la pérdida por la separación, con otras experiencias de pérdidas anteriores significativas y reconocer y aceptar la ambigüedad de ciertas pérdidas, especialmente al inicio del proceso.

·         Pasar de la relación conyugal a la post conyugal:
Esta etapa hace referencia a dejar ser el o la “cónyuge de…”, establecer una relación menos reactiva con la ex pareja, lograr alcanzar el perdón y la reconciliación de cada uno y perdonar también al otro de tal manera que se establezca una regulación emocional y distinguir la conyugalidad de la parentalidad.

·         Definir la relación parental post-separación:
En esta etapa se construye una identidad personal, reconocer recursos propios para fortalecer el autoconcepto, reconocer al otro fuera de esa conyugalidad, ejercer modos de relacionarse en la coparentalidad y reconocerse y valorase en el ejercicio parental.

·         Lograr una organización familiar post separación:
En esta etapa se construye un contexto nuevo familiar que permita el desarrollo natural de todos sus miembros, siguiendo en lo curso normal en lo individual y familiar, se debe lograr dar un espacio familiar a la pareja separada, integración de la familia física y la familia interna, aceptar e integrar diferencias y construir una relación fraterna de ayuda mutua, donde se reconozca con orgullo a cada uno de la familia y se satisfagan necesidades.

5)      Lo que ocurre cuando no se supera la pérdida: el proceso de duelo congelado:
En este proceso, muchas parejas que se separan no logran adaptarse a la realidad nueva de la separación.  Se les dificulta porque se quedan cultivando sentimientos de rabia, dolor, angustia por el desapego, en la sensación de justicia y de traición, hasta en ocasiones tratan de eliminar al excónyuge de la vida propia y la de sus hijos.  En toda esta situación, el proceso de elaboración de las pérdidas no permite un avance o evolución, haciendo imposible avanzar en el trabajo de duelo, en este caso el proceso de separación se torna autodestructivo, trayendo experiencias negativas para la pareja, pero especialmente para los hijos.

“El duelo congelado en el nivel de la pérdida de la relación de pareja, se expresa en un conflicto post conyugal que termina tiñendo todos los demás ejes relacionales.  El centro del conflicto sigue siendo la pareja post conyugal, si embargo la expresión de este conflicto se hace respecto de los vínculos que permanecen: la relación con los hijos (el eje parento filial), la parentalidad (eje parental), e incluso, el eje relacional fraterno.  La expresión del conflicto entonces, se traslada desde el eje post conyugal, a cualquiera de los otros.  

Finalmente se puede decir que el duelo y perdón, son dos experiencias que van relacionadas en las separaciones que son colaborativas y en detener la destructividad.  Perdonar y reconciliarse en el proceso del divorcio, no quiere decir que reconciliarse con el otro.  Es posible entonces perdonar y no reanudar el vínculo, siendo el perdón una experiencia interna y no una exigencia de la razón.  Si el perdón depende de lo que el otro haga, entonces se está atando a la pareja de la que se está intentando separar y por lo tanto no es posible retomar el duelo, si se vive una anclamiento al otro desde lo que le hiere.  Por tanto, deben de existir actos de reparación concretos del otro.

El proceso de duelo es vivido de manera distinta según el tipo de persona que lo afronta, ya que se encuentran inmersos diferentes factores externos como: entorno social, familia, amigos, tiempo de ruptura, viajes, etc. Como también factores internos como: pensamientos, emociones, duelos anteriores no resueltos, etc.

En la capacidad de cerrar duelos y continuar el camino, está la base fundamental para establecer nuevos lazos amorosos, en el caso contrario, la persona se estanca en su vida tratando de comparar experiencias y de forma inconsciente repiten la situación.




                                                             Referencias bibliográficas

Cáceres C., Manhey, C., y Vidal, C. (2009).  Separación, pérdida y duelo de la pareja: Reflexiones imprescindibles para una terapia de divorcio.  De Familias y Terapias. 27, 41-60. Recuperado de: https://201915.aulasuniminuto.edu.co/pluginfile.php/1463343/mod_resource/content/1/separacion_perdida_y_duelo_en_la_pareja.pdf

García, D. (2014).  Narración del duelo en la ruptura amorosa.  Órgano de difusión científica del departamento de psicología de la Universidad Católica Boliviana "San Pablo", 12(2), 288-307. Universidad Católica Boliviana San Pablo La Paz, Bolivia. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/4615/461545458003.pdf

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